No sé cómo empezar esta entrada.
Hoy me llegó un correo que me puso triste de una forma en la que no sabía que era posible.
No en cantidad (sí he estado más triste otras veces) sino porque de cierta forma no se trataba sobre alguien que conociera en persona.
Si has leído este blog con suficiente profundidad, sabes que soy super fan del término Scanner (palabra que inventó Barbara Sher y que nombra a las personas, como yo, que no somos especialistas sino generalistas, que tenemos muchos intereses y que somos altamente intolerantes al aburrimiento).
Si has puesto suficiente atención, seguramente has notado que haber entendido que soy Scanner me ayudó mucho y que parte de lo que más quiero en el mundo es que todos los Scanners que me leen sepan que lo son (porque hay mucha libertad al hacerlo y al aceptarse a una misma como tal).
La semana pasada, una de mis amigas mostró interés en Refuse to Choose, y como ella no tiene el libro y yo quería volverlo a leer, le propuse hacer una lectura con ella. (El libro no está traducido aún pero Mathias Luz hizo un maravilloso resumen en español que puedes leer aquí.)
Conforme lo leía pensé en facilitar un club de lectura a profundidad (es decir, haciendo los ejercicios en grupo y compartiendo lo que surge) de ese libro. (Ahora con más ganas quiero hacerlo; escribe un comentario en esta entrada si te interesa y si hay suficientes Scanners que quieran hacerlo, lo armamos ).
Cada que leo un libro de Barbara o veo uno de sus videos, la tengo muy presente y empieza a surgir un profundo agradecimiento en mi cuerpo. Siento mucho amor por ella, no sé cómo explicarlo, y me inspira a compartir lo que sé y lo que pienso con la gente, a no quedarme con mis talentos dentro de mí, a realizar los proyectos que quiero empezar.
Y también llega a mí la sensación de que, al ser una señora ya grande, ya era cuestión de tiempo que se fuera de este mundo tridimensional.
Por eso, de alguna forma ya estaba relativamente preparada para cuando abrí el correo y vi que decía que Barbara falleció el domingo pasado a los casi 85 años. Pero en realidad no.
Nunca se me ha muerto nadie cercano. Y cuando han fallecido autores que me gustan (como cuando murió Fernando del Paso) he sentido feo pero siempre he dicho, bueno, me quedan sus libros, me queda su arte.
Pero con Barbara fue diferente. Sigo llorando desde hace como una hora y mientras escribo esto.
Creo que en parte es porque su obra siempre me ha inspirado a dejar un legado y ella lo dejó, en mí y en muchas otras personas que seguramente también están muy tristes hoy.
Creo que es porque me identifico mucho con ella y porque me encanta cómo escribe y a mí me gustaría hacerlo así de claro.
O porque de muchas formas la adopté como una abuelita que me explicara de qué iba la vida y me recordara lo que era importante.
Ahora que murió solo quiero que todos sus libros se traduzcan al español (sigo sin entender por qué ninguna editorial lo ha hecho, más que parcialmente y con títulos aburridos que hacen que se pierda su esencia y nadie los quiera comprar) y que mucha gente conozca su trabajo.
Yo me siento profundamente honrada de haberlo hecho mientras ella estaba con vida y, si ahora que falleció se vuelve más famosa, poder decir que yo la leía desde antes :v
Te dejo con una frase de ella que veo más o menos seguido (traducida por mí, corrígeme) y que, en algún correo o libro, no recuerdo, dijo que era SU mensaje, LO que quería que se recordara que decía:
Tienes que hacer lo que amas. Todo eso. Y lo que te está deteniendo no es el dinero ni el tiempo ni tu actitud. Es el aislamiento. Necesitas que a otra gente le importe lo que estás haciendo, que crean en ti y te animen. Y ellos necesitan que hagas lo que amas, porque importa demasiado, y todos sabemos ahora que esos son los dones que estás hecho para compartir con el mundo.
Barbara, gracias por todo.
Has marcado y sigues marcando, cada que leo tus libros, una diferencia tremenda en mi vida, me has dado permiso de hacer un montón de cosas que la sociedad simplemente no me iba a dar y gracias a tu ejemplo me he animado a ser yo en (casi) todo mi esplendor.
Gracias a ti aprendí que la sociedad no siempre ha visto mal a las personas que tienen muchos intereses y que saben de muchas cosas (¡eso eso algo reciente en la historia!), que no necesito ir por la vida perfeccionándome para ser feliz (lo que sea que eso signifique), que es egoísta no compartir mis talentos y lo que me emociona, y que si la gente no me entiende son ellxs lxs que se lo pierden.
Gracias por ser tan original, tan clara, tan concisa, tan chistosa, por decir las cosas de una manera tan directa y profunda; por no haber muerto en el 91 cuando te dio cáncer y por habernos compartido todo lo que nos regalaste.
Dejas un hueco bastante grande en el mundo, pero espero que donde sea que estés ahora puedas seguir disfrutando de todos tus intereses.