Aprendiendo a aprender inglés

 

Entre los 13 y los 18 años viví y estudié en 4 países: Estados Unidos, Venezuela, Países Bajos y España.

Eso me llevó a:

  • Aprender inglés.
  • Aprender holandés.
  • Aprender a cambiar de acentos.

Aprendía todo rápido porque NO podía escapar.

Ni siquiera me lo planteaba; era una cuestión de SUPERVIVENCIA.

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Yo no elegí ir a ningún país; fueron simplemente mis circunstancias vitales las que me llevaron a recorrer el mundo: el trabajo de mi padre.

Los errores en mis aprendizajes eran frecuentes, pero el medio se encargaba de corregirme.

A los pre-adolescentes no se les escapa una y rápidamente me decían cuál era mi error; o se reían de mi acento, de las palabras raras que yo decía y ellos desconocían.

Todas estas experiencias me sirvieron para aprender muchas cosas.

Pongo ejemplos:

  • Aprendí que la perfección al imitar un acento, te camufla.

Me explico:

Si notan tu acento en cualquier idioma; la gran mayoría de la gente te bombardea a preguntas:

¿De dónde eres?

¿Por qué estás aquí?

¿Dónde vives?

Yo de pequeña era muy tímida y no me gustaba que me preguntaran nada, así que me dije:

“Cuánto mejor imites el acento local, más desapercibida pasarás.”

No siempre lo lograba, pero lo intentaba.

  • Aprendí que si te equivocas, aprendes más rápido porque no quieres volver a repetir el error.
  • Aprendí que si tienes que sobrevivir, toda enseñanza que te sirva para lograr ese objetivo se te grabará con fuego.
  • Aprendí que para la gran mayoría de las personas a tu alrededor, tus batallas con un idioma, o acento que no es el tuyo pasan desapercibidas y una pequeña minoría se identifica contigo por afinidad y te apoya.
  • Aprendí que tus mentores, profesores, instructores, maestros suponen la diferencia entre el éxito y el fracaso cuando estás empezando en un idioma.

Recuerdo una profesora estadounidense de español en mi colegio Estados Unidos que se quedaba conmigo una tarde por semana para corregir mi acento. Ella me enseñó la palabra: “girl”, que es muy difícil de pronunciar.

  • Aprendí que cada lengua que aprendes, te da una nueva vida pues cada idioma lleva aparejada una cultura, una forma de ser, unas costumbres. No todo es hablar, también es hacer.
  • Aprendí que puedes llorar, patalear, quejarte, despotricar contra otros idiomas y culturas para desahogarte; pero al final lo que realmente te alivia es la aceptación.
  • Aprendí que cuanto más ames una lengua y cultura, más rápidamente te harás con ella.
  • Aprendí que si quieres, puedes.

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