El eterno procastinador del inglés
Martes, 8:00 de la mañana.
Tienes reunión con tu jefe extranjero dentro de dos semanas.
Sabes que necesitas ponerte con el inglés, pero…
-Antes hay que mirar el correo urgente.
-Antes hay que responder un par de WhatsApps.
-Antes hay que hacer la compra.
-Antes hay que ver un vídeo en YouTube que te salió de repente: “10 trucos para hablar inglés como un nativo”.
Total, a las 22:00 de la noche sigues sin haber practicado.
Y te prometes que mañana será el gran día.
Spoiler: mañana tampoco.
Las excusas más comunes
“Ahora no tengo tiempo, ya en verano me apunto.”
“Hasta que no tenga más nivel, no me lanzo a hablar.”
“Mejor espero a que pase este proyecto en el trabajo.”
La verdad es que el momento perfecto nunca llega. Siempre hay un “después”.
La relación entre miedo y procrastinación
Lo mismo que decía Adam Grant en su estudio sobre creatividad se aplica aquí: no pospones por falta de tiempo, pospones por miedo.
-Miedo a sonar ridículo.
-Miedo a que te pregunten y no sepas qué contestar.
-Miedo a confirmar que después de tantos años estudiando, aún te trabas.
Entonces inventamos tareas “importantes” que en realidad son excusas elegantes para no enfrentarnos a ese miedo.
La importancia de la fecha límite
Tim Urban lo explica genial en su TED Talk: todos tenemos un mono de la gratificación instantánea dentro de la cabeza.
Ese mono prefiere mirar Instagram en lugar de practicar “small talk”.
Prefiere Netflix en lugar de un podcast en inglés.
El único que asusta al mono es el «Monstruo del Pánico.»
Ese que se despierta cuando la reunión con tu jefe es mañana.
Por eso muchos solo aprenden inglés de verdad cuando les ponen una fecha límite: un examen, una entrevista, una promoción laboral, un viaje.
Pero si quieres progresar sin sufrir, necesitas inventarte tu propia fecha límite.
Lo que realmente evitas
No evitas el inglés.
Evitas la incomodidad.
-La incomodidad de equivocarte.
-La incomodidad de sonar raro.
-La incomodidad de reconocer que llevas años “sabiendo gramática” pero sin atreverte a hablar.
El problema no es de tiempo, es de emoción.
Conclusión
La próxima vez que te escuches decir “ya empezaré”, pregúntate:
“Qué emoción estoy evitando ahora mismo?”
Y recuerda: el inglés no se aprende el día antes de la reunión.
Se aprende poco a poco, con práctica real, incluso aunque tu mono quiera otra cosa.
Hasta aquí la clase de hoy.
Mónica🎓
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