Yo puedo sola, el musical (Última llamada para las CE)

Todo lo que está pasando es muy pesado.

Por mi parte, he tenido la fortuna de recibir apoyo en espacios virtuales últimamente. Han hecho una gran diferencia, para bien, en mi estado de ánimo y en mi forma de ver las cosas.

Si bien llevo casi 7 años yendo a psicoterapia (con distintas terapeutas) y sigo a muchas coaches con las cuales he trabajado; si bien tengo mi propia red de apoyo y varias amigas maravillosas que están ahí para mí en momentos difíciles, me suele costar trabajo pedir ayuda.

Sobre todo porque no logro identificar el momento en el que lo necesito. Casi siempre puede más una vocecita en mi interior que dice: “Yo puedo sola”.

Y sí, soy una persona resiliente y, sobre todo últimamente, las cosas no me derrumban por demasiado tiempo. Pero la ayuda siempre… ayuda.

He tenido mucha suerte porque, en esta época incierta e inesperada, el apoyo ha llegado a mí antes de que pueda admitir que lo necesito. Y ha sido maravilloso, me siento mucho mejor de como pensaba que me sentiría antes de que todo esto se desencadenara.

Al mismo tiempo, he notado que muy poca gente tiene una red de apoyo. He visto que muchas mujeres (sobre todo mamás y esposas) son la fuente de fortaleza emocional para su familia pero no tienen a alguien que las sostenga a ellas. Todos necesitamos que alguien esté ahí para nosotros.

Por todo lo anterior, quiero regresar el favor y ofrecer apoyo emocional en medio del caos. Porque puedo hacerlo (además de que lo disfruto mucho). Y porque, modestia aparte, me sale bastante bien.

Puedes ver un video que hice en mi página de FB (en toda mi gloria cuarentenil) hablando de las emociones más frecuentes que estamos experimentando como humanidad en este momento, y algunas ideas para lidiar con ellas.

(Si no lo has hecho, también te invito a leer mi última entrada, donde encontrarás un ejercicio super útil al respecto).

Te invito a las Comunidades Emergentes

Estas reuniones por Zoom sin costo, que tendrán lugar a partir del 30 de marzo (prometo ya no mover la fecha 😀 ), son un pequeño oasis de conexión, bienestar y calma emocional entre todo el caos y la incertidumbre.

Como dije en mis dos entradas anteriores, la idea de estas reuniones es crear espacios para ser, para estar y para practicar herramientas de sanación y bienestar emocional en un espacio seguro.

Mi objetivo es que al final de cada una de ellas te sientas mucho mejor que como llegaste. Sobre todo si eres el tipo de persona que, como yo, cree que debe poder con todo sola.

En estas reuniones online de 30 a 45 minutos, dependiendo del número de gente interesada, podrán conectarse personas de cualquier parte del mundo.

Habrá una versión mixta (personas de todos los géneros), y una versión para personas que no sean hombres cis*.

Si te llama la atención, escribe tu correo en la liga de abajo y te mandaré los detalles de fechas, horas, ligas, cuando los defina. Por lo pronto, parece que serán lunes, martes o miércoles de la siguiente semana, a las 11 am hora de CDMX / 6 pm hora de Madrid.

Escribe tu correo aquí.

*Si todo esto te confunde, elige “Mixta”. Si no hay suficiente interés en la versión no mixta, me reservo el derecho de mezclar los grupos.

Este es el último aviso al respecto que haré por este medio. Si te interesa, te recomiendo hacer clic ahora en el link. 🙂

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Intenta esto en casa

Debo confesar que siento cierto sosiego ante los problemas de magnitudes internacionales.

No porque no tenga corazón ni mucho menos (de hecho, lo opuesto: soy un bleeding heart y siento en carne propia el sufrimiento de mucha gente porque empath).

Sino porque el peor sufrimiento es el que se vive en total y absoluta soledad. En el que nadie cercano entiende por lo que estás pasando.

Y si bien literalmente todo el mundo está viviendo cosas similares por la pandemia, cada persona lo está experimentando de maneras diferentes.

Nuestro malestar es único a nosotros

Si eres como la mayoría de la gente, seguramente tiendes a ir por la vida sin prestar demasiada atención a tus emociones conforme van surgiendo. Tiene sentido. Después de todo, son muy poco prácticas y la sociedad no las ve bien.

Excepto cuando son demasiado. Ahí hay dos opciones: o expresarlas, o reprimirlas con más fuerza y enfermarse o hacer que se convierta en otro tipo de malestar.

En situaciones de crisis como esta, que no empezaron en un momento específico (a diferencia de un sismo o algo cuya hora exacta se puede rastrear), comenzó a haber un conjunto de impactos emocionales, de cambios pequeños y no tan pequeños, de shocks pequeños y no tan pequeños, que no hemos acabado de asimilar porque cada día es diferente y está lleno de incertidumbre.

Es como si no pudiéramos sentarnos a ver qué hacer con lo que ha cambiado porque a cada minuto sigue habiendo nuevos cambios a los que hay que responder y acostumbrarse.

Por lo tanto, es importante hacer un inventario personal de las consecuencias, sobre todo emocionales, que todo esto ha tenido en nosotros.

Si suena a algo que te interesaría, te invito a tomar una libreta y una pluma, o tu editor de textos, y darte un espacio de reflexión para ti:

Responde las siguientes preguntas

  1. Escribe tus roles o áreas de tu vida. (Por ejemplo: la familia, el trabajo —remunerado y el no remunerado—, la espiritualidad, la salud, las finanzas, etcétera)
  2. Antes de que todo empezara (piensa en los últimos días de vida “normal” que recuerdes haber tenido), ¿cuáles eran los problemas que tenías o las situaciones que te generaban estrés o malestar en cada una de esas áreas?
  3. ¿Cómo cambiaron (para bien y para no tan bien) todas esas áreas? ¿Qué perdiste o qué hizo que te preocuparas mucho? Si surgen emociones como tristeza, enojo o miedo, permite que salgan.
  4. ¿Qué malestares, sufrimientos, dolores, estreses, cosas negativas, etc., se han desencadenado a raíz de todos estos cambios? No juzgues tus respuestas, no hay nada tan pequeño que no debas escribirlo. Todo es válido.
  5. ¿Cómo se complicaron los problemas o situaciones que escribiste en tus respuestas a las preguntas de #2? ¿Hubo alguno que se solucionara o mejorara?
  6. ¿Qué notas después de hacer este inventario? ¿Hay algo más que cambió en tu vida que no has (a)notado?

Ir de shock en shock, de duda en duda, de temor en temor, es profundamente desgastante para el cuerpo y la mente.

Hacer una pausa y crear un inventario de los cambios y los malestares, como te propongo en este texto, crea espacio para que se procesen las emociones y que un poco de alivio llegue a nuestros cuerpos.

Si te sirvió este ejercicio, necesitas las Comunidades Emergentes

Estas reuniones por Zoom sin costo, que tendrán lugar a partir del 30 de marzo, son un pequeño oasis de conexión, bienestar y calma emocional entre todo el caos y la incertidumbre.

Como dije en mi entrada anterior, la idea de estas reuniones es crear espacios para ser, para estar y para practicar herramientas de sanación y bienestar emocional en un espacio seguro.

Mi objetivo es que al final de cada una de ellas te sientas mucho mejor que como llegaste. Sobre todo si crees que estás cool y que esto no te está afectando.

En estas reuniones online de 30 a 45 minutos, dependiendo del número de gente interesada, podrán conectarse personas de cualquier parte del mundo.

Gente de España que ya mostró interés: Primero, ¡gracias! Segundo: las haré en un horario amigable para vosotros. :3 

Habrá una versión mixta (personas de todos los géneros), y una versión para personas que no sean hombres cis*.

Si te llama la atención, escribe tu correo en la liga de abajo y te mandaré los detalles de fechas, horas, lugares, cuando los defina definitivamente (sic).

Escribe tu correo aquí.

*Si no tienes idea de lo que estoy hablando, elige “Mixta”.
Si no hay suficiente interés en la versión no mixta, me reservo el derecho a mezclar los grupos. 


PD: ¿Me ayudas a compartir este artículo?

PPD: En estos días, pon atención a mi página de Facebook, pues haré algunos videos en vivo con más herramientas del estilo de esta. Si no lo has hecho, dale “Me gusta”, y si ya lo hiciste, te invito a activar notificaciones para que no te los pierdas.

¿Te sientes valiente y te gustaría compartir tus respuestas en los comentarios? Adelante.

 

Comunicados y comunidades (anuncio importante)

¿Soy yo o este año ha empezado con todo?

Con todas las cosas que han pasado aquí en México y a nivel mundial, no puedo creer que apenas sea marzo.

El objetivo de esta entrada es compartir mi postura frente a lo que ha estado pasando y otras cosas que he pensado.

1. Mujeres

Parece que fue hace mucho tiempo pero apenas han pasado 10 días desde el Día de la Mujer.

Si has estado poniendo cierto tipo de atención seguramente te habrás dado cuenta de que durante los últimos años mis textos han evolucionado no tanto en forma (siento que necesito escribir más para pulir mi estilo) sino en el nivel de conciencia y de profundidad.

Hace 11 años, cuando empecé este blog, no tenía ni la menor idea de cómo funcionaba la sociedad. Ahora, tampoco.

Pero creo que tengo un poco más claras muchas cosas, como qué es el privilegio (y que tengo un montón) las injusticias y violencias que vivimos las mujeres y las minorías (entre más alejadas estemos de ser un hombre blanco, joven, cis-hetero, neurotípico, peor nos va).

Quiero decir y dejar en claro que apoyo profundamente la causa del movimiento de mujeres que generó las movilizaciones del 8 y 9 de marzo en México.

Aplaudo y honro la valentía que conllevó para muchas ir a la marcha del domingo, faltar a sus trabajos y/o escuelas el lunes, hacer algún tipo de acto de protesta en sus lugares cotidianos o simplemente tomarse el tiempo de reflexionar en torno a su papel como mujeres en esta sociedad.

Es evidente que las cosas ya no pueden seguir como hasta ahora, y que cada vez somos más las que estamos abriendo los ojos a lo terrible e injusto que es que tantas mujeres sean asesinadas al día, incluso por nuestras propias parejas o familiares, en el mundo en general pero sobre todo en América Latina.

Lo que sucedió esos dos días fue histórico. Todavía hay mucho que hacer, pero debemos celebrar los logros parciales y lo que se consiguió fue algo monumental.

2. Covid

Si soy muy honesta, he intentado evadir la mayor cantidad posible de información con respecto a este tema.

No porque no me guste investigar ni estar informada (ja), sino porque apenas intento leer un poco al respecto y me saturo por la cantidad de noticias falsas, teorías de conspiración, instrucciones contradictorias de los gobiernos, historias de sufrimiento humano.

Pienso que alcanzo a vislumbrar hasta cierto punto la gravedad del asunto y la importancia de tomar medidas de precaución.

Siento temor y preocupación sobre muchas cosas que están totalmente fuera de mi control (porque están fuera de mi control).

Sé que esto en algún momento va a pasar, que en menos de lo que canta un gallo la humanidad en general va a estar como si nada otra vez, contaminando el planeta sin ton ni son, olvidando todo lo que aprendió en esta crisis.

Soy consciente de que muchas personas están sufriendo, y bastante.

Que, como en todo, a quienes nos ha ido mejor en la lotería socioeconómica (y/o quienes han conseguido más cosas por su esfuerzo, claro está) estamos pasándola menos mal que muchas otras personas que, por las razones que sea, tienen muchas circunstancias en su contra.

Después de leer un par de artículos no tanto de información sino de “análisis” (por llamarlo de alguna forma) al respecto, he llegado a la conclusión de que la mejor forma de lidiar con esto es hacer actos de servicio para la gente.

Y como tengo el privilegio (lo es) de quedarme en mi casa y usar el Internet para esto, decidí hacer una serie de mini webinars / “talleres” online / conversatorios / comunidades emergentes en Zoom.

Mi idea (que seguramente evolucionará) es tratar algunos de estos temas:

  • Cómo lidiar con el miedo (propio y ajeno)
  • Cómo identificar y procesar las lecciones que todo esto nos está ofreciendo (¡son muchas!)
  • Cosas que puedes hacer para mantenerte lo más cuerda/o posible
  • O algo por el estilo que se me ocurra en ese momento

La idea de esto no es contribuir a la saturación de noticias, datos y teorías que ya tenemos, sino crear espacios para ser, para estar y para practicar herramientas de sanación y bienestar emocional en un espacio seguro.

Mi objetivo es que al final de cada una de estas reuniones te sientas mucho mejor de como llegaste.

Estas reuniones online serán muy breves (de 30 a 45 minutos) y podrán conectarse personas de cualquier parte del mundo.

Habrá una versión mixta (personas de todos los géneros), y una versión para personas que no sean hombres cis*.

Si estás interesada/o, escribe tu correo aquí y te mandaré los detalles de fechas, horas, lugares, etcétera.

*Si no tienes idea de lo que estoy hablando, elige “Mixta”. 

Estas reuniones no tendrán costo.


Sé que los temas que toqué en esta entrada son altamente controversiales y que todo mundo tiene una opinión al respecto.

Mi intención solo es ofrecer las Comunidades Emergentes para quien las quiera tomar.

Lo que menos me interesa es que se arme un debate (de esos de redes sociales, que nunca llegan a nada) en los comentarios de este post.

Si quieres decir algo al respecto pero no puedes hacerlo sin enojarte, es una señal de que no debes escribirlo aquí. Siempre puedes crear tu propio blog. 🙂 

Gracias por leer. Me encantaría conectar contigo en las reuniones de las Comunidades Emergentes.

Te dejo el link otra vez:

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No quiero hablar del 2019

Desde diciembre entré en una especie de bucle mental. (Me pasa seguido).

Era momento de publicar la parte 2 y 3 de la retrospectiva del 2019 (porque publiqué la 1 en noviembre) y no me sentía como para hacerlo.

Después llegó la vorágine vacacional y lo olvidé.

Luego cambió el año y ya no se sentía como que tuviera mucho sentido hacerlo.

Pero sentía que tenía que hacerlo. Solo que no quería.

Y así pasaron veintitantos días de enero hasta que hice consciente todo eso o, mejor dicho, me senté a ver qué estaba pasando porque quería escribir pero no quería escribir al mismo tiempo.

Entonces, heme aquí. Rompiendo las reglas. Mis reglas autoimpuestas sobre publicar y demás. Y siendo honesta conmigo misma:

Ya no quiero hablar del 2019.

No fue un año tan traumático como el 2018. O el 2017. No me pasaron cosas horribles. Pero se siente feo pensar en él. Creo que hay eventos que todavía no estoy lista para enfrentar. Como que se tiene que asentar todo un poco más, tal vez.

Seguramente en algún momento será terapéutico hablar de ello y hasta llegar a redactarlo, aquí o en otro lugar.

Pero por ahora, no.

Por ahora estoy bien así.

En vez de hablar del pasado, hablemos del presente. ¡Y del futuro!

No sé si esté bien pero siempre me ha emocionado más el futuro.

La verdad, este es el primer año en el que me siento como que el futuro puede realmente ser brillante. Énfasis en “puede”.

Es decir, todos los años siempre tienen cierto potencial de ser el mejor año de la vida y bla bla, pero para mí, en mi vida, es muy claro cómo todo lo que he ido construyendo y sanando a lo largo de los últimos 10 años me ha ido llevando a este momento.

Se siente como un final-principio, mucho más que otros años.

Final de las pruebas, de la parte más intensiva del aprendizaje, del túnel oscuro. De la saga de la heroína.

Principio del regreso a casa, y de realmente construir lo que realmente quiero que exista. Ya no solo las bases; la cosa en sí.

Y es un principio muy emocionante, en el que puedo ser yo misma más que nunca. En el que ya por fin dejé de sentir que no entendía nada de lo que me estaba pasando, o de cómo soy yo; en el que los cabos ya se ataron.

O al menos los más importantes.

Me siento muy emocionada por lo que esta nueva década y este nuevo año nos va a traer.

Tengo la sensación de que para muchas personas no va a ser lindo pero me gusta pensar que para la humanidad en general sí.

Ya es necesario. Ya hace falta que las cosas cambien, que los pocos que han estado demasiado cómodos a merced del sufrimiento de millones de personas despierten y se sacudan.

Un mundo más justo, más sostenible, más incluyente, ya no se puede seguir haciendo esperar.

Es momento de usar nuestras voces, nuestros talentos, contribuir en nuestra parte del mundo, con lo que tenemos a la mano y como estamos.

Ya no necesitamos prepararnos más, estudiar más, practicar más.

Ya estamos listos.

Ya estamos listos para hacer lo que vinimos al mundo a hacer, para el bien de todos.

Hay que salir y actuar.

Ahora más que nunca.

O, quizá mejor dicho, ahora porque tal vez después sea nunca.

Por qué no debes esforzarte por adquirir una lengua

Ya he hablado sobre esta idea en otros textos que he escrito pero nunca le he dado su lugar en una entrada.

El proceso de aprendizaje ocurre, en su mayoría, fuera de nuestra conciencia.

Esto quiere decir que no necesitas hacer un esfuerzo por adquirir una lengua. Es algo que mayormente solo pasa.

En cierto sentido, sí hay que hacer varios esfuerzos. Como sentarte a estudiar, exponerte a materiales en la lengua, dejar de lado las distracciones, no caer en las tentaciones de abandonarlo, etcétera.

Pero eso se trata de crear las condiciones para que el proceso de adquisición suceda por sí mismo.

Claro, puedes llevar a cabo acciones que lo optimicen y todo eso, pero en sí, pasa sin que tú hagas nada.

Buenas noticias

Esto es una gran noticia para los aprendices de lenguas desmotivados:

¡Estás adquiriendo esa lengua, aunque creas que no!

O, mejor dicho, sobre todo cuando crees que no.

¿Notas cuando te está creciendo el cabello? ¿O solo cuando ya lo tienes demasiado largo y hay que hacer algo al respecto?

Pasa algo muy parecido con las lenguas.

Hay etapas en las que parece que no está pasando nada, en la que nuestro cerebro y nuestras emociones hacen que nos enfoquemos en todo lo que no sabemos, en todo lo que no hemos aprendido, en lo que no entendimos de ese podcast.

Pero eso no significa que no esté pasando nada behind the scenes.

Algún día lo notarás, como notas que ya te creció el cabello, y te sentirás feliz.

Pero mientras no lo notes, lo peor que puedes hacer es desesperarte.

¡Tienes que confiar en que sí está pasando algo!

(Porque está pasando). 

No lo notas, pero es real

Desde que inició noviembre le he estado dando clases de comprensión de lectura en inglés a una amiga.

Me di cuenta de que, en las primeras clases, le costaba mucho identificar cuándo un verbo con -ing en inglés podía ser traducido como un gerundio o como un infinitivo en español.

Es decir, si dice “feeling”, ¿es “sentir” o “sintiendo”?

Obviamente, depende del contexto, pero ella me decía que no entendía muy bien cómo diferenciarlo y se sentía un poco frustrada.

No te preocupes, le dije, en menos de lo que canta un gallo tu cerebro lo va a entender. Tú no tienes que hacer nada para entenderlo.

Y así fue.

Ayer estábamos leyendo un texto donde venía uno de esos verbos con -ing y automáticamente lo identificó. No, no veo el futuro, solo confío en el poder del cerebro. 

Entonces, me emocioné y le pregunté:

¿Te diste cuenta de que no dudaste ni un milisegundo para decir que era un “sentir” y no un “sintiendo”?

Para su sorpresa (que no la mía, porque ya sé que así pasa), no se había dado cuenta. Solo lo hizo y estaba siguiendo con el texto.

En cuanto se lo hice notar se sintió muy feliz y aproveché para decirle un resumen de todo lo que estoy escribiendo en esta entrada.

A lo que quiero llegar:

Los seres humanos, por definición, somos muy malos para notar lo bueno, el avance, lo positivo, lo que sí tenemos, lo que no nos duele, lo hermoso de la vida.

Somos medio adictos al drama y a lo que está mal y no sale y no podemos.

Mi punto no es exhortarte a que te enfoques en lo bueno (aunque tampoco estaría mal), sino que te hagas del hábito de abrir tu mente, cada que te acuerdes, a la posibilidad de que quizá hay un montón de avances y hermosuras que sí se encuentran ahí pero no estás viendo.

Nuestros cerebros están aprendiendo cosas TODO EL TIEMPO, 24/7.

Y solo una fracción pequeña de ese proceso es consciente.

No conviene basar tus juicios sobre tu capacidad en lo que notas que aprendes.

Enfoca tu energía en lo que te corresponde, que es exponerte a la lengua o al material que estás intentando aprender, en mantener un ritmo de estudio constante, y deja que tu cerebro haga el resto.

¿Qué opinas?

Dos mil diecinueve en retrospectiva (1/3)

Cada año escribo una retrospectiva de los meses que han pasado para recordar lecciones, verlo todo desde otro punto de vista y procesar lo que haya quedado pendiente. Esta es la primera parte de tres. 

Enero

Enero fue un mes espeluznante para mí.

Como que quería que fuera un nuevo comienzo pero todavía traía mucha de la “vibra” del 2018. (Y, como dije en alguna otra entrada, sé que no soy la única a la que le pareció un año extremadamente intenso).

En el trabajo, por un montón de razones que no quiero recordar, hubo que quedarse 12 horas al día durante dos semanas. Es (y fue) demasiado.

No dormía bien porque, además, tenía una especie de pánico vital relacionado con algo que estaba pasado en mi familia y me daba apnea del sueño, lo que significa que dejaba de respirar mientras estaba dormida (no te lo recomiendo).

Además retomé contacto con un [hombre] que me gustaba pero con el que ya había visto que no iba a funcionar y por alguna razón los dos nos empeñábamos en intentar ser “amigos”, lo cual era imposible y por lo tanto me desgastaba emocionalmente.

Pero llegó el año lunar nuevo (también conocido como año nuevo chino) y todo se aligeró.

Febrero

Fue un mes mucho más amable. Todavía tenía resabios de enero pero algo en el aire se sentía mucho más ligero, en todos los sentidos.

Pude dormir y descansar mejor, y en muchos sentidos parecía que veía la luz.

Dejé ir al susodicho (¡soy fan de esa palabra!) y aunque fue difícil, sobre todo al principio, resultó un triunfo para mí.

Sin embargo, toda mi energía estaba enfocada en mi demandante trabajo, en el que, después de más de 4 meses, por fin sentía que me estaba adaptando.

Marzo

Lo que más recuerdo de este mes fue que, unas semanas después, lo marqué como el momento en el que R y yo empezamos a hacernos amigos.

R estaba en mi equipo de trabajo y es una de esas personas frente a las cuales nadie puede estar indiferente.

A mí al principio me parecía muy pesado y me caía mal; estaba en total resistencia a su existencia (es decir, mi opinión de él era: No debería ser así, No debería trabajar aquí, No debería estar en mi equipo, No debería haber dicho eso).

Pero un buen día (de enero, creo) me di cuenta de eso y recordé que la resistencia solo lo hace todo más difícil, por lo que decidí aceptar, aceptar y aceptar.

Aceptar que era como era. Que estaba en mi equipo de trabajo. En resumen, que era mi realidad.

Spoiler alert: Todo se transformó. Yo cambié con él y me abrí para conocerlo, él cambió conmigo y nos hicimos amigos.

Funny how that works. 

Abril

Mientras mi relación con R mejoraba y nuestra amistad se hacía cada vez más fuerte, yo empecé a sentirme mejor en ese trabajo.

Al principio sentía que no encajaba en lo más mínimo; de hecho, por momentos me sentía otra vez como en la escuela primaria y no entendía muy bien por qué, pero con él fui encontrando un espacio de pertenencia.

A finales de abril tuve una revelación (¡anagnórisis!) sobre mí misma, mi sistema nervioso y todo mi ser, patrocinado por mi mágica y hermosa amiga P.

En muchos sentidos me ayudó a entender por qué a lo largo de mi vida, desde la primaria hasta ese trabajo, no sentía que encajaba del todo.

Todavía no me siento lista para decir exactamente qué fue.

Tendrás que esperar a abril del 2020 para que te dé un par de pistas, pero definitivamente no fue algo pequeño. Fue brutal, nivel: los tres meses siguientes estuve en distintos niveles de crisis.

Pero crisis buena. (De hecho, hay quien dice que toda crisis es positiva, pero esa es otra historia).

Mi momento de anagnórisis ha sido, sin lugar a dudas, lo mejor que me ha pasado.

Notas:

Mientras escribo esto, noto que todavía tengo mucho dolor en mi ser con respecto a los primeros tres meses del año.

Quizá por eso no entré en tantos detalles como me hubiera gustado, o como suelo hacer en otras entradas de este tipo, pero si algo he aprendido es que lo más importante es ir a mi propio ritmo y respetar.

Todavía hay cosas que me parecieron muy fuertes en su momento y que, si bien ahora pienso que no fueron tan relevantes, etc., necesito respetar que, en general, el impacto de las cosas no se mide intelectualmente, sino a nivel emocional, en el cuerpo.

Por tanto, no importa tanto si algo me “parece” fuerte (en mi mente, o desde mi razón), sino cómo lo sintió mi sistema nervioso y cómo se vivió el trauma en mi cuerpo (y, por consiguiente, cómo no se ha procesado del todo).

A lo que quiero llegar es que uno no decide si un evento o situación tiene un impacto, es algo que pasa y tiene consecuencias, punto.

Esto podría parecer desalentador pero también me da la sensación de que genera espacio porque, si eres como yo, seguramente tiendes a pensar algo como esto:

Ay, POR FAVOR, no puedo creer que esto me haya afectado tanto, no debería ser así, realmente no fue nada. Estoy exagerando, amo el drama; es eso.

Si te sucede eso, te entiendo.

Seguramente hay varias personas alrededor tuyo que te dicen (o decían, cuando eras niño) lo mismo.

Pero vuelvo a lo mismo: si algo te afectó, no lo decidiste tú.

Aunque el 100% de las personas (que no son tú) opinen que no es fuerte, que no es importante, que deberías haberlo superado ayer, si te afectó te afectó. Y no es tu culpa.

Lo único que puedes hacer ahora es aceptarlo, reconocerlo, lidiar con ello, procesarlo, sanarlo, estar con lo que sientes y dejarlo ser.

Si regañarnos funcionara, ya no seríamos así, ya no nos afectaría nada.

But I digress.


Si te llama la atención, puedes ir haciendo recuentos de tu año para compartirlos en los comentarios, o para escribirlos para ti misma(o).

Por una parte siento que es pronto porque todavía no es diciembre, pero por otro lado siento que es tarde porque estoy acostumbrada a hacer el primero de estos recuentos en abril, el segundo en agosto y el tercero en diciembre, pero bueno.

Realmente creo que todo pasa en el momento adecuado, entonces henos aquí. 🙂